La imagen corporativa vende mucho en la actualidad. Por eso muchas empresas han adaptado sus discursos publicitarios hacia la sostenibilidad. Y Silicon Valley, la Meca de la alta tecnología en Estados Unidos, no iba a ser menos.
Como muchos sabréis, Silicon Valley es una zona industrial de alta tecnología que se encuentra en el estado de California. En ese inmenso país, los Estados Unidos, donde hay mucho escepticismo respecto al cambio climático, California se desmarca como un estado que nada a contracorriente, con proyectos de ley que pretenden establecer unos límites de emisiones de CO2. California no es moco de pavo por dos claves: es el más poblado del país y tiene la industria cultural más potente del planeta, Hollywood.
Pues aquí se encuentra nuestro Silicon Valley, el hogar de empresas tecnológicas tan importantes como Hewlett-Packard, Intel, eBay, Microsoft, Yahoo!, Electronic Arts o Google, por mencionar sólo algunos ejemplos conocidos. Y son estas mismas empresas las que, contagiadas por el espíritu ecológico de California y, por qué no decirlo, porque queda muy bien para venderse, se han sumado a la adopción de medidas sostenibles.
Googleplex: ciudad ecológica
El gigante Google es un paradigma. El buscador más importante de Internet tiene un área en Silicon Valley llamado Googleplex, un enorme campus de unos cuarenta edificios. Pues bien, la mayoría de los vehículos que circulan por él son coches híbridos. Sobre todo, el modelo Prius de Toyota. Hasta el punto que se han convertido en un símbolo de estatus y compromiso. Como quien lleva un Mercedes Benz, vaya. Y con el valor añadido de que son menos contaminantes.
La responsabilidad medioambiental asumida por Google también ofrece un alternativa de transporte todavía más sostenible y más tradicional: la bicicleta. Esa moda que se está implantando en cada vez más ciudades españolas (tras el éxito del Bicing de Barcelona), también se ha asentado en el campus del buscador virtual. Las bicicletas son gratuitas, de uso libre.
Sin embargo, no todo iba a ser bonito. Y menos para una empresa tan grande como Google, que tiene sus detractores, en un sentido u otro. En el ámbito ecológico le han criticado a menudo que el buscador obliga al usuario a gastar mucha energía por su fondo blanco, color que emite una luz muy agresiva y potente. De hecho, ya sacaron alternativas con el fondo negro, como Google Black.
Desde la empresa optaron por el convencional blanco porque, según ellos, el negro molesta a la vista y el ahorro energético no es muy importante. Cuestionable, al tratarse de un servicio usado por millones y millones de internautas. De todos modos, Google ha asegurado que compensan todas las emisiones de carbono a la atmósfera derivadas de su actividad. ¿Cómo? Pues ha invertido hasta 33 millones de euros en pequeñas empresas de innovación referentes a energías renovables, como la energía solar y la geotérmica.
Cimientos sostenibles
Calstar Products no es una empresa tan conocida como Google, pero sí ha contribuido en los cimientos de Silicon Valley. Sí, sí, literalmente. Esta compañía investigó en la creación del ladrillo de bajo consumo, cuya fabricación reduce el consumo energético usando hollín procedente de carbón quemado en centrales eléctricas (sustituyendo la arcilla como elemento básico). Además, su proceso de producción requiere temperaturas de calentamiento menores, con lo que llega a suponer un ahorro de hasta un 90% de energía respecto a los "tochos" de toda la vida.
Facebook vs Greenpeace
En Silicon Valley los paneles solares son una de las grandes apuestas. Todo un ejemplo de que la tecnología puede (y debe) aliarse con la sostenibilidad. Pero también hay empresas que se han llevado una colleja de organizaciones sensibles con el cambio climático. Es el caso de Facebook, que tiene sede en Palo Alto, una de las ciudades que conforman Silicon Valley. La red social anunció la construcción de un centro de datos en Oregon que sería abastecido con energía procedente del carbón. Y Greenpeace puso el grito en el cielo (y en Facebook, con la creación de un grupo de protesta en la propia red social, a modo de virus parasitario que ataca desde el interior).
Al margen de la procedencia de la energía, Facebook ha adoptado "criterios de eficiencia energética para su nuevo edificio y toda la energía en él será energéticamente eficiente", tal y como leemos en la propia web de Greenpeace. Pero eso no quita que los centros de datos sean grandes derrochadores de energía para alimentar los ordenadores (o servidores), equipos de refrigeración, etc. Es uno de los lados oscuros de las redes que agrupan a tantos millones de usuarios, y de Facebook especialmente por reunir millones y millones de datos (imágenes, comentarios, etc.) de nada menos que 500 millones de internautas.
Por eso, Greenpeace le ha exigido a Facebook compromiso con el medioambiente y que para ello utilice energías renovables para el funcionamiento de sus miles de servidores. Aunque sólo sea por egoísmo, por ofrecer una cara amable a sus millones de usuarios. Y es que una empresa tan grande como Facebook debe asumir una responsabilidad educadora para con la sociedad. Greenpeace opina que Mark Zuckerberg debería aprovechar su carisma para presionar a los gobiernos estadounidenses para que apliquen medidas que conduzcan a un futuro más verde.
Como vemos, la tendencia en Silicon Valley es hacia el uso de energías limpias, siendo Google uno de los máximos impulsores. Pero todavía queda mucho camino por avanzar. Como siempre, los ciudadanos somos los que tenemos más fuerza para presionar a las empresas hacia un camino u otro con nuestros consumos, a modo de recompensa, y con nuestros desusos, a modo de penalización.
DATOS:
jose luis lizcano
C.I.: 19.135.909
SECCION:2
ASIGNATURA: EES
Articulo obtenido de: http://ecolosfera.com/sostenibilidad-ecologia-silicon-valley/
La ecología es la biología de los ecosistemas (Margalef, 1998, p. 2). Es la ciencia que estudia a los seres vivos, su ambiente, la distribución y abundancia, cómo esas propiedades son afectadas por la interacción entre los organismos y su ambiente.
domingo, 6 de febrero de 2011
Dinamarca planea instalar aerogeneradores flotantes capaces de producir hasta 20Mv de energía
A medida que la enfermedad del planeta avanza hacia un estado terminal son cada vez mayor el número de proyectos que invaden la actualidad con intención de revertir esta situación que amenaza seriamente la viabilidad de la raza humana. A pesar de que la comunidad científica insiste en que, aunque cercano, todavía no se ha traspasado el punto de retorno, aún son algunos los insensatos con poder que se empeñan en revatir las ideas que la mayoría afortunadamente ha admitido como ciertas.
Pero como esto no es un blog político y mentar a la bicha aznarista da mala suerte, vamos a centrar el texto en personas e ideas que si merecen la pena.
Entre los proyectos salvavidas con más futuro, hoy os voy a hablar de uno que viene de Dinamarca, que no solo de Smorrebrod (plato típico no muy apetitoso) y Kierkegaard viven por allá. Unos investigadores del Laboratorio Nacional de Energía Sostenible Riso (DTU), en colaboración con una serie de socios internacionales relacionados con la industria, han desarrollado un proyecto de aerogeneradores flotantes que de salir adelante podían cambiar el paisaje de nuestros mares y de muchas ciudades costeras.
El proyecto consiste en la puesta en marcha de una serie de generadores eléctricos flotantes movidos por turbinas eólicas, enmarcados dentro del proyecto Deepwind, que viene desarrollándose desde hace más de cuatro años y que cuenta con el apoyo económico de la Unión Europea que ha aportado un total de 3 millones de euros.
La cantidad, que puede parecer simbólica tratándose de una institución de esta embergadura, no es seguro ni una cuarta parte de lo que se gastan sus ilustres euroseñorías en viajes oficialmente de trabajo y oficiosamente de placer. Pero como al menos no han escondido la cabeza y algo han aportado, voy a ser benevolente y no voy a criticar más a la casta de Bruselas.
La inversión privada es por tanto, la que pondrá en marcha el proyecto y serán unos cuantos y no todos los que se beneficien económicamente de una buena idea que debiera contar con un mayor respaldo de las instituciones públicas. A pesar de que ya existen otros proyectos similares, la novedad del expuesto por el DTU radica en una cuestión de distancias. Según Uwe Schmidt Poulsen, cabeza visible del proyecto, a una profundidad de entre 30-60 metros los aerogeneradores flotantes resultan mas económicos que las estructuras de los aerogeneradores terrestres convencionales, cuyos materiales de construcción son más costosos.
Estos nuevos aerogeneradores combinan varios elementos que hacen posible su funcionamiento: una turbina eólica de ejeaerogenerador vertical, una novedosa tecnología de Aspas, un transmisor de potencia, un sistema de control y una subestructura marina giratoria y flotante.
La forma del eje vertical de la turbina eólica tendrá un diseño Darrieus, llamado así por el nombre de su inventor, y que se caracteriza por presentar palas en forma de C que se asemejan al eje vertical de la turbina de una batidora. Estos aerogeneradores también contarían con un generador de conducción directa que llevan incorporado un sistema de control situado en la base del eje submarino, además de cables de transmisión de la energía producida.
Con este sistema se pueden fabricar turbinas de una forma muy simple pero para este proyecto existe un inconveniente especial; la necesidad de crear una estructura submarina de sujeción eficiente capaz de soportar el peso. La esperanza es que como casi siempre los contras son de índole monetario, ya que la instalación de dicha estructura es viable desde un punto de vista técnico, así que cuando tengáis un momento entre copa y copa y cigarrito a la intemperie, podéis escribirles a vuestros representantes europeos para que aumenten el presupuesto inicial, pero lo más seguro es que les pille de viaje.
Aunque bastante avanzado aún quedan muchos flecos para que el trabajo de los especialistas daneses fructifique. Serán necesarios investigaciones en diferentes campos tecnológicos, como la búsqueda de materiales adecuados para las aspas, transformadores submarinos o sistemas seguros de control de turbinas. Además, será necesario analizar los efectos de las olas en los ejes giratorios y flotantes de los aerogeneradores y estudiar los posibles sistemas de amarre.
Por el momento ya se ha anunciado la fabricación de un prototipo capaz de generar hasta 5 mv y dependiendo de los resultados se procederá a la instalación de los definitivos con una capacidad de hasta 20mv. Los antecedentes son esperanzadores y es que hace poco más de un año tuvo lugar la puesta en marcha en la costa suroeste de Noruega, del primer aerogenerador flotante en mar abierto.
Bautizado como Hywind, tiene una altura de 100 metros y aprovechando los vientos oceánicos, produce hasta 2,6 megavatios de electricidad, sin molestia alguna para los habitantes de la costa. La Unión Europea ha calificado la energía eólica marina como "una tecnología de generación energética clave en el futuro de las energías renovables".
Ahora solo queda que las palabras se conviertan en hechos y que la inversión pública sea suficiente para la subsistencia del proyecto, y uno que no es enemigo de lo privado pero tampoco simpatizante, espero que los socios de cartera abundante tengan las manos y las intenciones limpias.
Al no ser mia la decisión, porque ni vivo en Bruselas ni tampoco lo pretendo, como lugareño gaditano de costas profundas voy a ejercer de alcalde sin votos y humilde representante popular autonombrado, para ofrecer la bahía gaditana como marco incomparable para hasta molinos de mar que seguron harían amistad hasta con Don Quijote. Ánimo Sancho, que son pocos y cobardes.
DATOS:
jose luis lizcano
C.I.: 19.135.909
SECCION:2
ASIGNATURA: EES
Articulo obtenido de: http://ecolosfera.com/dinamarca-planea-instalar-aerogeneradores-flotantes-capaces-producir-20mv-energia/
Pero como esto no es un blog político y mentar a la bicha aznarista da mala suerte, vamos a centrar el texto en personas e ideas que si merecen la pena.
Entre los proyectos salvavidas con más futuro, hoy os voy a hablar de uno que viene de Dinamarca, que no solo de Smorrebrod (plato típico no muy apetitoso) y Kierkegaard viven por allá. Unos investigadores del Laboratorio Nacional de Energía Sostenible Riso (DTU), en colaboración con una serie de socios internacionales relacionados con la industria, han desarrollado un proyecto de aerogeneradores flotantes que de salir adelante podían cambiar el paisaje de nuestros mares y de muchas ciudades costeras.
El proyecto consiste en la puesta en marcha de una serie de generadores eléctricos flotantes movidos por turbinas eólicas, enmarcados dentro del proyecto Deepwind, que viene desarrollándose desde hace más de cuatro años y que cuenta con el apoyo económico de la Unión Europea que ha aportado un total de 3 millones de euros.
La cantidad, que puede parecer simbólica tratándose de una institución de esta embergadura, no es seguro ni una cuarta parte de lo que se gastan sus ilustres euroseñorías en viajes oficialmente de trabajo y oficiosamente de placer. Pero como al menos no han escondido la cabeza y algo han aportado, voy a ser benevolente y no voy a criticar más a la casta de Bruselas.
La inversión privada es por tanto, la que pondrá en marcha el proyecto y serán unos cuantos y no todos los que se beneficien económicamente de una buena idea que debiera contar con un mayor respaldo de las instituciones públicas. A pesar de que ya existen otros proyectos similares, la novedad del expuesto por el DTU radica en una cuestión de distancias. Según Uwe Schmidt Poulsen, cabeza visible del proyecto, a una profundidad de entre 30-60 metros los aerogeneradores flotantes resultan mas económicos que las estructuras de los aerogeneradores terrestres convencionales, cuyos materiales de construcción son más costosos.
Estos nuevos aerogeneradores combinan varios elementos que hacen posible su funcionamiento: una turbina eólica de ejeaerogenerador vertical, una novedosa tecnología de Aspas, un transmisor de potencia, un sistema de control y una subestructura marina giratoria y flotante.
La forma del eje vertical de la turbina eólica tendrá un diseño Darrieus, llamado así por el nombre de su inventor, y que se caracteriza por presentar palas en forma de C que se asemejan al eje vertical de la turbina de una batidora. Estos aerogeneradores también contarían con un generador de conducción directa que llevan incorporado un sistema de control situado en la base del eje submarino, además de cables de transmisión de la energía producida.
Con este sistema se pueden fabricar turbinas de una forma muy simple pero para este proyecto existe un inconveniente especial; la necesidad de crear una estructura submarina de sujeción eficiente capaz de soportar el peso. La esperanza es que como casi siempre los contras son de índole monetario, ya que la instalación de dicha estructura es viable desde un punto de vista técnico, así que cuando tengáis un momento entre copa y copa y cigarrito a la intemperie, podéis escribirles a vuestros representantes europeos para que aumenten el presupuesto inicial, pero lo más seguro es que les pille de viaje.
Aunque bastante avanzado aún quedan muchos flecos para que el trabajo de los especialistas daneses fructifique. Serán necesarios investigaciones en diferentes campos tecnológicos, como la búsqueda de materiales adecuados para las aspas, transformadores submarinos o sistemas seguros de control de turbinas. Además, será necesario analizar los efectos de las olas en los ejes giratorios y flotantes de los aerogeneradores y estudiar los posibles sistemas de amarre.
Por el momento ya se ha anunciado la fabricación de un prototipo capaz de generar hasta 5 mv y dependiendo de los resultados se procederá a la instalación de los definitivos con una capacidad de hasta 20mv. Los antecedentes son esperanzadores y es que hace poco más de un año tuvo lugar la puesta en marcha en la costa suroeste de Noruega, del primer aerogenerador flotante en mar abierto.
Bautizado como Hywind, tiene una altura de 100 metros y aprovechando los vientos oceánicos, produce hasta 2,6 megavatios de electricidad, sin molestia alguna para los habitantes de la costa. La Unión Europea ha calificado la energía eólica marina como "una tecnología de generación energética clave en el futuro de las energías renovables".
Ahora solo queda que las palabras se conviertan en hechos y que la inversión pública sea suficiente para la subsistencia del proyecto, y uno que no es enemigo de lo privado pero tampoco simpatizante, espero que los socios de cartera abundante tengan las manos y las intenciones limpias.
Al no ser mia la decisión, porque ni vivo en Bruselas ni tampoco lo pretendo, como lugareño gaditano de costas profundas voy a ejercer de alcalde sin votos y humilde representante popular autonombrado, para ofrecer la bahía gaditana como marco incomparable para hasta molinos de mar que seguron harían amistad hasta con Don Quijote. Ánimo Sancho, que son pocos y cobardes.
DATOS:
jose luis lizcano
C.I.: 19.135.909
SECCION:2
ASIGNATURA: EES
Articulo obtenido de: http://ecolosfera.com/dinamarca-planea-instalar-aerogeneradores-flotantes-capaces-producir-20mv-energia/
Electrónica de consumo: la otra cara de la moneda
Vaya, se ha estropeado la batería del móvil. Vas a una tienda de telefonía y te miran como a un marciano. ¿Por qué gastarte un dineral si por lo mismo, o incluso menos, tienes un móvil nuevo? Crees que es un razonamiento lógico. Compras. Bienvenido al sistema de la obsolescencia programada.
¿Reparar? ¡Estás anticuado!
Has caído en la trampa. Tú y todos hemos pecado alguna vez. Las reparaciones ya no están de moda, más que nada porque cuestan más que comprar objetos nuevos. Podría aportar un ejemplo personal de un familiar que perdió un empleo estable como reparador de aparatos (radios, electrodomésticos, etc.).
Pero, ¿alguna vez nos hemos preguntado cómo es posible que un aparato nuevo sea más barato que una pieza? Todo tiene un porqué. En este caso, los aparatos electrónicos y cualquier objeto susceptible de dejar de funcionar, especialmente la electrónica de consumo (telefonía móvil, televisores, reproductores de música y vídeo en miniatura, netbooks, etc.) están programados para durar un tiempo determinado y las piezas por separado suelen tener precios elevados precisamente porque es una estrategia para que compres aparatos nuevos y reemplaces a los antiguos.
Quien tenga un ordenador portátil lo sabe de sobras: las baterías son muy caras y sólo tienen seis meses de garantía porque se estropean enseguida… de hecho, muchos damos por perdido esta problemática pieza del ordenador porque preocuparse por su "salud" no le dará más vida. Pongo, de nuevo, un caso propio: cuando me compré mi ordenador portátil, cuidé la batería de forma que la extraía siempre que no la necesitaba, es decir, cuando el aparato estaba enchufado a la electricidad. Resultado: su capacidad de autonomía se redujo hasta unos míseros dos minutos y en la actualidad, directamente no funciona. En cambio, mi prima, con un ordenador de seis años de antigüedad, presumía de una batería íntegra que duraba más de dos horas y media. ¿Cuidados? Ninguno. Nunca había salido de su espacio. Quizás esto nos dé una pista de qué es la obsolescencia programada…
De usar y tirar
La obsolescencia programada es un sistema de producción que se estableció a lo largo del pasado siglo XX con el auge de la sociedad del consumo. Los trabajadores comenzaron a ahorrar y a tener capacidad adquisitiva. Había que remodelar el sistema: ya no servía la antigua filosofía de fabricar "pantalones que duran para toda la vida" o "radios que siempre funcionan". En ese caso, el consumo es mucho más lento. La obsolescencia programada intentó crear nuevas necesidades.
¿Cómo lo hizo? A base de eliminar y destruir de raíz los objetos que seobsolescencia programada Electrónica de consumo: la otra cara de la monedaconformaban como imprescindibles en la vida diaria. Ya no se contrataba a investigadores para que encontraran la fórmula infalible para que un objeto durara el máximo tiempo posible; todo lo contrario: se buscaba lo efímero, lo desechable. El documental "Comprar tirar comprar" lo ejemplifica muy bien con la disminución de la vida útil de las bombillas a lo largo del pasado siglo: de 2000 horas a 1500 horas, de 1500 horas a 1000 horas… todo para aumentar la frecuencia de la compra. Sin escrúpulos hacia el bolsillo de los trabajadores.
La sociedad del consumo tiene dos grandes bazas para crear necesidades que empujen a las personas a comprar: empeorar la calidad de los productos para que éstos se sustituyan antes y la moda como filosofía que dicta que los zapatos que nos ponemos hoy tendremos que tirarlos a la basura el año que viene si no queremos que se rían de nosotros los vecinos.
Electrónica de consumo: la revolución de las ventas
El primer día que los iPads salieron a la venta en Estados Unidos se vendieron 300.000 ejemplares (corría abril de 2010). Al final, acabaron vendiéndose en todo el mundo 14 millones de iPads. La cosa no termina aquí: analistas aseguran que las ventas crecerán todavía más en 2011, hasta un 250%. El móvil de Apple no se queda atrás, y después de tres días de su lanzamiento en Estados Unidos, el iPhone 4 vendió 1,7 millones de unidades. No me quiero centrar sólo en Apple, aunque es un buen paradigma. También podemos hablar de las abrumadoras ventas de telefonía móvil de todas las marcas o de ordenadores portátiles, que por cierto, ya en 2006 sus ventas superaron al de los ordenadores de mesa y sólo en España, entre julio y septiembre del año pasado, se vendieron más de un millón de portátiles.
Hagan cuentas. La portabilidad ya no es exclusiva de hombres y mujeres de negocios. Por no hablar de los pendrives.
Cementerios tecnológicos lejos de casa
La obsolescencia programada prioriza los beneficios económicos sobre cualquier otra variable que suponga el consumo agresivo. ¿Usar y tirar supone un gran coste ecológico debido a la colosal basura electrónica que genera? No importa. Eso sí, para evitar los malos olores del cementerio tecnológico, mejor que se encuentren lejos, muy lejos de casa. Tan lejos como países que apenas sabemos ubicar en un mapa.
¿Sabes dónde está Guiyu? Suena a chino, ¿verdad? Nunca mejor dicho, es una ciudad de la provincia de Guandong, tristemente "célebre" por ser uno de los mayores vertederos tecnológicos del mundo. Como es de esperar, miles y millones de chips, pantallas rotas y teclados sin teclas conviven con la pobreza. No es el único lugar: también podemos contar a Ghana, Indonesia, Nigeria, Pakistán o la India. La excusa para exportar la basura electrónica es que la etiquetan como "material de segunda mano". Evidentemente, no es así.
La basura tecnológica (o e-waste, como se la conoce en inglés) es preocupante: contamina mar, tierra y aire allá donde se asienta debido a sus sustancias altamente tóxicas como el mercurio o el plomo. Desastres ecológicos en países lejanos. Según la ONU, Europa genera anualmente 1.300 millones de toneladas de basura tecnológica.
Reflexión final: tenemos el poder
Hemos seguido un desarrollo que nos ha llevado a los basureros mundiales de la basura de los países ricos. Volvamos al comienzo: la obsolescencia programada. Ésta es la filosofía que nos empuja a consumir y tirar, como un acto mecánico, sin control. Sé que en plena crisis económica no nos encontramos en la coyuntura ideal para decirlo, pero deberíamos apostar más por renovar y arreglar nuestros aparatos y pensárnoslo dos veces antes de adquirir uno nuevo, aunque cueste lo mismo o sea más barato.
No hablamos de grandes gestos, sino de pequeñas cosas que podemos cambiar en nuestro día a día, como dejar de emplear papel de plata (paradigma del "usar y tirar") para envolver nuestros bocadillos y apostar por alternativas como el Ecobocata de Lekue, del que hablamos en un post.
Y sobre todo, no comprar por impulsos caprichosos. En este caso, no culpemos a terceras personas. Como causantes del problema y adictos a la tecnología, también somos responsables y podemos ser héroes de su resolución. Nosotros somos los consumidores, nosotros tenemos el poder de moderar nuestra actitud de consumo.
DATOS:
jose luis lizcano
C.I.: 19.135.909
SECCION:2
ASIGNATURA: EES
Articulo obtenido de: http://ecolosfera.com/electronica-consumo-obsolescencia-programada/
¿Reparar? ¡Estás anticuado!
Has caído en la trampa. Tú y todos hemos pecado alguna vez. Las reparaciones ya no están de moda, más que nada porque cuestan más que comprar objetos nuevos. Podría aportar un ejemplo personal de un familiar que perdió un empleo estable como reparador de aparatos (radios, electrodomésticos, etc.).
Pero, ¿alguna vez nos hemos preguntado cómo es posible que un aparato nuevo sea más barato que una pieza? Todo tiene un porqué. En este caso, los aparatos electrónicos y cualquier objeto susceptible de dejar de funcionar, especialmente la electrónica de consumo (telefonía móvil, televisores, reproductores de música y vídeo en miniatura, netbooks, etc.) están programados para durar un tiempo determinado y las piezas por separado suelen tener precios elevados precisamente porque es una estrategia para que compres aparatos nuevos y reemplaces a los antiguos.
Quien tenga un ordenador portátil lo sabe de sobras: las baterías son muy caras y sólo tienen seis meses de garantía porque se estropean enseguida… de hecho, muchos damos por perdido esta problemática pieza del ordenador porque preocuparse por su "salud" no le dará más vida. Pongo, de nuevo, un caso propio: cuando me compré mi ordenador portátil, cuidé la batería de forma que la extraía siempre que no la necesitaba, es decir, cuando el aparato estaba enchufado a la electricidad. Resultado: su capacidad de autonomía se redujo hasta unos míseros dos minutos y en la actualidad, directamente no funciona. En cambio, mi prima, con un ordenador de seis años de antigüedad, presumía de una batería íntegra que duraba más de dos horas y media. ¿Cuidados? Ninguno. Nunca había salido de su espacio. Quizás esto nos dé una pista de qué es la obsolescencia programada…
De usar y tirar
La obsolescencia programada es un sistema de producción que se estableció a lo largo del pasado siglo XX con el auge de la sociedad del consumo. Los trabajadores comenzaron a ahorrar y a tener capacidad adquisitiva. Había que remodelar el sistema: ya no servía la antigua filosofía de fabricar "pantalones que duran para toda la vida" o "radios que siempre funcionan". En ese caso, el consumo es mucho más lento. La obsolescencia programada intentó crear nuevas necesidades.
¿Cómo lo hizo? A base de eliminar y destruir de raíz los objetos que seobsolescencia programada Electrónica de consumo: la otra cara de la monedaconformaban como imprescindibles en la vida diaria. Ya no se contrataba a investigadores para que encontraran la fórmula infalible para que un objeto durara el máximo tiempo posible; todo lo contrario: se buscaba lo efímero, lo desechable. El documental "Comprar tirar comprar" lo ejemplifica muy bien con la disminución de la vida útil de las bombillas a lo largo del pasado siglo: de 2000 horas a 1500 horas, de 1500 horas a 1000 horas… todo para aumentar la frecuencia de la compra. Sin escrúpulos hacia el bolsillo de los trabajadores.
La sociedad del consumo tiene dos grandes bazas para crear necesidades que empujen a las personas a comprar: empeorar la calidad de los productos para que éstos se sustituyan antes y la moda como filosofía que dicta que los zapatos que nos ponemos hoy tendremos que tirarlos a la basura el año que viene si no queremos que se rían de nosotros los vecinos.
Electrónica de consumo: la revolución de las ventas
El primer día que los iPads salieron a la venta en Estados Unidos se vendieron 300.000 ejemplares (corría abril de 2010). Al final, acabaron vendiéndose en todo el mundo 14 millones de iPads. La cosa no termina aquí: analistas aseguran que las ventas crecerán todavía más en 2011, hasta un 250%. El móvil de Apple no se queda atrás, y después de tres días de su lanzamiento en Estados Unidos, el iPhone 4 vendió 1,7 millones de unidades. No me quiero centrar sólo en Apple, aunque es un buen paradigma. También podemos hablar de las abrumadoras ventas de telefonía móvil de todas las marcas o de ordenadores portátiles, que por cierto, ya en 2006 sus ventas superaron al de los ordenadores de mesa y sólo en España, entre julio y septiembre del año pasado, se vendieron más de un millón de portátiles.
Hagan cuentas. La portabilidad ya no es exclusiva de hombres y mujeres de negocios. Por no hablar de los pendrives.
Cementerios tecnológicos lejos de casa
La obsolescencia programada prioriza los beneficios económicos sobre cualquier otra variable que suponga el consumo agresivo. ¿Usar y tirar supone un gran coste ecológico debido a la colosal basura electrónica que genera? No importa. Eso sí, para evitar los malos olores del cementerio tecnológico, mejor que se encuentren lejos, muy lejos de casa. Tan lejos como países que apenas sabemos ubicar en un mapa.
¿Sabes dónde está Guiyu? Suena a chino, ¿verdad? Nunca mejor dicho, es una ciudad de la provincia de Guandong, tristemente "célebre" por ser uno de los mayores vertederos tecnológicos del mundo. Como es de esperar, miles y millones de chips, pantallas rotas y teclados sin teclas conviven con la pobreza. No es el único lugar: también podemos contar a Ghana, Indonesia, Nigeria, Pakistán o la India. La excusa para exportar la basura electrónica es que la etiquetan como "material de segunda mano". Evidentemente, no es así.
La basura tecnológica (o e-waste, como se la conoce en inglés) es preocupante: contamina mar, tierra y aire allá donde se asienta debido a sus sustancias altamente tóxicas como el mercurio o el plomo. Desastres ecológicos en países lejanos. Según la ONU, Europa genera anualmente 1.300 millones de toneladas de basura tecnológica.
Reflexión final: tenemos el poder
Hemos seguido un desarrollo que nos ha llevado a los basureros mundiales de la basura de los países ricos. Volvamos al comienzo: la obsolescencia programada. Ésta es la filosofía que nos empuja a consumir y tirar, como un acto mecánico, sin control. Sé que en plena crisis económica no nos encontramos en la coyuntura ideal para decirlo, pero deberíamos apostar más por renovar y arreglar nuestros aparatos y pensárnoslo dos veces antes de adquirir uno nuevo, aunque cueste lo mismo o sea más barato.
No hablamos de grandes gestos, sino de pequeñas cosas que podemos cambiar en nuestro día a día, como dejar de emplear papel de plata (paradigma del "usar y tirar") para envolver nuestros bocadillos y apostar por alternativas como el Ecobocata de Lekue, del que hablamos en un post.
Y sobre todo, no comprar por impulsos caprichosos. En este caso, no culpemos a terceras personas. Como causantes del problema y adictos a la tecnología, también somos responsables y podemos ser héroes de su resolución. Nosotros somos los consumidores, nosotros tenemos el poder de moderar nuestra actitud de consumo.
DATOS:
jose luis lizcano
C.I.: 19.135.909
SECCION:2
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